#EntrevistaCFF | “Tenemos que aplicar la accesibilidad desde la idea hasta el final de un proyecto.”

Uno de los retos del 2021 de la Catalunya Film Festivals es fomentar una evolución en los festivales y las muestras de cine hacia la inclusión, hacia la accesibilidad. Es por este motivo que nos hemos puesto en contacto con Marta de Muga y Adriana Pérez, las directoras del Festival Inclús.

Tanto Adriana como  Marta tienen una gran experiencia en el sector del periodismo y la realización audiovisual. Las dos están especializadas en cinematografía documental en la Escuela de Cine de Barcelona. Juntas decidieron iniciar el Festival Inclús, un festival de referencia en Cataluña que pretende dar espacio a aquellas personas que desgraciadamente, todavía hoy se encuentran excluidas de las salas de cine. Y es que el Inclús tiene una larga trayectoria a sus espaldas: es un festival innovador y pionero en el marco de la accesibilidad y la inclusión. Es una plataforma que año tras año, impulsa y promueve una visión crítica e inclusiva que permite al público cambiar su perspectiva sobre la realidad de la comunidad con discapacidad.


En qué momento decidís crear el festival y como ha sido el recibimiento por parte del público?

Empezamos el festival porque teníamos contacto con el mundo de la discapacidad, puesto que estábamos haciendo un documental sobre el deporte paralímpico. Entonces, entramos en contacto con muchas personas y entidades, una de las cuales nos propuso la creación de una ventana que diera voz a las tareas de visibilización que estas hacían. Así pues, en 2014 fue el inicio del festival.

“Si se hacen películas sobre discapacidad es porque hay la necesidad de habla sobre discapacidad”

Sinceramente, empezamos trabajando entre pruebas y ensayos. De hecho, todavía lo hacemos, pero nuestro primer año fue muy satisfactorio por el público que vino, por las obras que tuvimos y nos sorprendió que la iniciativa tuviera esta buena acogida. Al principio nos daba respeto pensar que quizás el año siguiente no cumpliríamos con las expectativas porque no sabíamos si tendríamos tantas obras, desconocíamos la cantidad de producciones que había sobre discapacidad. Año tras año nos hemos deshecho de este miedo y hemos visto que si se hacen películas sobre discapacidad es porque hay la necesidad de hablar sobre discapacidad. Además, si el público viene a verlas es porque piensa que es un tema atractivo que hace reflexionar sobre muchas cosas, tanto sobre aquello que vemos como sobre aquello que somos. Por ejemplo, si alguien no ha tenido contacto con temas relacionados con la discapacidad, este tipo de cine te plantea cuestiones sobre tu papel como parte de una sociedad diversa.

Entiendo que supone un reto tanto para el público pero también para vosotras, como organizadoras de un festival de estas características.

Sí, exacto. Esto también le debe de pasar a todos los festivales. El reto siempre está presente. Nuestro festival es necesario porque asiste todo tipo de público. Por una parte, viene público que disfruta con la cultura y viendo cine relacionado con temas sociales. Por la otra, viene público con diversidad funcional. Y como tenemos diversidad de públicos, hace que nuestro festival sea accesible para todo el mundo, es decir, que cualquier persona tiene la posibilidad de venir.

“Lo más importante es escuchar las demandas o las necesidades de los públicos: nosotros hemos aprendido así.”

A medida que hemos ido hablando con entidades del sector, hemos ido aprendiendo y adaptándonos a las necesidades de cada colectivo. Por ejemplo: desde hace dos años hacemos “Cine con Signos”, que son proyecciones destinadas a la comunidad sorda firmante que prefiere ver films donde los actores y las actrices principales hablan con lengua de signos, en vez de ver films con subtítulos. Esto es adaptarse a lo que nos piden. A veces tienes que ser inclusivo y otras veces tienes que ser accesible. Lo más importante es escuchar las demandas o las necesidades de los públicos: nosotras hemos aprendido así.

A menudo podemos encontrarnos con cierta confusión con el tipo de lenguaje que utilizamos para designar ciertos conceptos sobre la discapacidad. ¿Qué significa para vosotras la palabra “diversidad”, y a que nos referimos cuando hablamos de “cadena de accesibilidad”?

De cara al sector, nosotras siempre recomendamos tener cura del vocabulario que se utiliza, puesto que tenemos que tener en cuenta que hay palabras que están “prohibidas”. Hace falta mucha sensibilización y con los y las profesionales del sector intentamos hacer pedagogía. Sobre la palabra diversidad, al final es incluir a todo el mundo. En el ámbito cultural, la cadena de accesibilidad es hacer que la gente pueda ver cualquier cosa. Si no incluyes a todo el mundo en esta cadena, o no incluyes todas las demandas o todo tipo de público, ya te estás perdiendo un público en concreto. Para nosotras, la diversidad sería entender que todo el mundo es diferente. En nuestro caso hablamos de capacidades diferentes, pero es extrapolable a razas, géneros y culturas. En el momento en que uno entiende y acepta que forma parte de un todo superior y que el mundo es diverso, es el momento en que uno rompe con las barreras de prejuicios y es cuando se consigue acontecer una sociedad inclusiva. La cadena de accesibilidad es entender esto desde los inicios de la realización de un proyecto o un festival. La accesibilidad no tiene que ser un “adhesivo” puesto a posteriori sino que se tiene que aplicar desde la primera idea.

“La diversidad sería entender que todo el mundo es diferente.”

El ejemplo más fácil que te podemos poner es con las barreras arquitectónicas: nos podemos encontrar con un edificio que está pensado para todo el mundo o con un accesorio que se ha añadido después, que no será nunca el mismo. En una película pasa lo mismo: como realizador o realizadora tienes que tener en cuenta los silencios que puedas necesitar, la audiodescripción, las salas especiales o el tema de los subtítulos, que inevitablemente cuando presentas una película a un festival ya los tienes que poner en inglés. ¿Por qué estos subtítulos no son más inclusivos? ¿Por qué no podrían ser de colores? ¿Por qué no señalan los sonidos para la comunidad sorda? Estos pequeños cambios, que demuestran la voluntad de querer tener contenidos más accesibles, también tienen que ir acompañados de saber comunicarlos con el lenguaje y los canales de comunicación indicados. Es decir, que no sirve demasiado hacer una película adaptada para personas con discapacidad visual si no sabemos hacerles llegar correctamente esta información.

En la cadena de accesibilidad, la formación de las personas que trabajan en los festivales y las muestras de cine es clave. Sobre qué aspectos y de qué manera tenemos que incidir para que los acontecimientos sean más inclusivos?

Antes que nada, lo más básico es entender el gran abanico de públicos a quienes te puedes dirigir como festival. Es un tema social, de toma de conciencia. A raíz de este punto se pueden empezar a trabajar todos los canales y todos los aspectos. Es una cuestión que engloba el hacer pedagogía y el pensar siempre en una persona con diversidad funcional a quien le guste el cine, que hay muchas. Nosotras podemos hacer mucho trabajo a la hora de teorizar pero es importante conocer e interactuar con una persona que tenga diversidad funcional, porque automáticamente tomas conciencia del cambio que hay que hacer. Pero bien, de momento todo se resume con la pedagogía.

Es importante fomentar valores como la inclusión o la accesibilidad desde la infancia? ¿Cómo podemos hacerlo?

Sí, totalmente. Nosotros, de hecho, hacemos talleres infantiles porque los niños y las niñas se encontrarán con esta diferencia, vista desde su inocencia, que no saben distinguir. De primeras, parece que los infantes no tienen que hacer demasiado caso, pero les despiertas muchas más dudas y, en consecuencia, se plantean muchas cosas. Nosotras sí que creemos que tenemos que despertar esta actitud crítica desde la infancia. Al final, los niños y niñas se encontrarán con la diversidad en diferentes aspectos de su vida: en el parque, en la clase… En muchos de los talleres que hacemos, preguntamos: “qué es para ti una persona con discapacidad? Y te responden: “es gente pobre”. Con esto, vemos que se tiene que hacer trabajo porque cambien esta mirada. Es importante que desde las primeras etapas aprendan a aceptar la diferencia, a convivir con una sociedad más diversa. Al final, eso sí, aparecen temas y valores muy interesantes.

Claro, al final no es suficiente con visibilizar más la realidad de las personas con discapacidad sino que también hay que aprender a hacerlo mejor. Es decir, que se tiene que velar porque la manera de explicarla sea respetuosa y cuidadosa, que contribuya a hacer desaparecer prejuicios y estereotipos y no a perpetuarlos. En este sentido, ¿qué papel tiene el lenguaje inclusivo? Y el lenguaje audiovisual?

El lenguaje es básico. Antes hemos dicho que intentamos hacer un diccionario con palabras básicas que no se pueden decir (por ejemplo, habría que decir “persona con discapacidad” en vez de “discapacidad”). Con el lenguaje audiovisual, nosotras siempre incidimos en el hecho de “no hacer pena”. Hay muchas películas y documentales que utilizan un lenguaje que victimiza a los y las protagonistas. Alguien que va con silla de ruedas no podrá hacer algo pero fíjate que muchas personas, si no se ponen gafas, tampoco pueden ver bien.

“Se trata de entender que cada cual tiene sus capacidades y que todas son diferentes.”

Quizás sí que encontramos limitaciones impuestas en este colectivo pero nosotros a veces tenemos más limitaciones. Parece que nuestro discurso sea muy tópico pero la realidad es esta. Y lo que acaba funcionando en los festivales es mostrar aquello que nos da miedo, aquello que nos resulta desconocido o aquello sobre lo que tenemos prejuicios. También invitamos a los equipos de las películas porque haya un Q&A con la audiencia. Es importante compartir la idea de “diversidad funcional” con la sociedad desde la perspectiva de diferentes países: es interesante conocer las realidades de cada lugar, de cada cultura y es muy enriquecedor.

Puesto que habéis mencionado las diferencias en el tratamiento de la diversidad funcional en cada país: desde vuestra perspectiva y experiencia, ¿cuáles son las carencias de nuestro sistema?

Nos hemos encontrado de todo. Nos hemos encontrado con países que, en comparación con nuestro país, estarían como nosotros en los 90 o principios de los 2000, que todavía están empezando a despuntar. A escala europea y americana, te encuentras con grupos que despuntan mucho pero que, al mismo tiempo, comentan que las instalaciones y las arquitecturas de aquí son muy accesibles. Tenemos contacto con festivales europeos y vamos de la mano. Por ejemplo, Canadá es el país más modélico a seguir, pero muchos cineastas que vienen quedan realmente sorprendidos. Y también nos hemos encontrado con países que tienen mucho en cuenta las medidas accesibles pero que no tienen festivales.

Al final, el acceso a la cultura es, literalmente, un derecho. ¿Cuál creéis que es el origen de la carencia de equipaciones que facilitan la accesibilidad de personas con diversidad funcional e intelectual en la cultura? ¿Es una cuestión económica, de educación, de desinterés…?

Principalmente, nosotros creemos que es un hecho social y cultural. Primero porque no se ha tenido en cuenta antes. Segundo, porque es difícil que estos colectivos se den por aludidos. Si la comunidad sorda siempre ha sido excluida de los cines y ahora tú les haces una película se preguntarán: “esto va conmigo?”. Y tercero, porque a medida que vas tomando conciencia y entiendes que hay que implementar medidas accesibles, entra la barrera económica. Evidentemente es dinero pero tú, como organizador/a, tienes que pensar en la inversión que harás de cara al futuro. En cuanto a los festivales de cine, no se trata solo que te gastes dinero para decir que eres “accesible” sino que se trata de abrirse a nuevos públicos, que al final es lo que quiere cualquier festival o acontecimiento cultural. Es lo que decíamos: si tienes en cuenta la accesibilidad desde el principio del proyecto, tendrás que ver cómo adquieres la financiación, pero esto es posterior.

“Antes que nada hay que cambiar la manera de pensar.”

Por ejemplo: cuando nos llega el cine de signos, nos encontramos con que no tienen una buena calidad técnica. ¿Por qué? Porque los directores y las directoras son personas sordas y no han tenido el mismo acceso que cualquier otra persona para estudiar cine, porque se encuentran con más dificultades. En este caso, vemos que no se realiza una inclusión desde el principio de la cadena de accesibilidad, con lo cual la calidad es diferente.

Desde la Catalunya Film Festivals percibimos que el sector cultural está cada vez más sensibilizado con la necesidad de ser accesible para todo el mundo. Vosotras, estando al frente de un festival referente, ¿cómo creéis que podemos alentar al resto de festivales y muestras de cine a serlo?

Buena pregunta. Te lo diremos con un ejemplo muy sencillo: “¿Por qué motivo se continúan haciendo subtítulos en blanco, sí con los subtítulos para personas sordas ya estarías siendo más inclusivo?” Es una lucha difícil y constante, se trata de hacer mucha pedagogía. Tenemos que animar a todos los festivales porque tienen buenas herramientas y la suerte de tener un festival como el nuestro, que es referente, y que ha funcionado con el ensayo y el error. Nosotras también nos hemos encontrado con el reto de hacer accesibles muchas películas para las cuales, al principio, no había el público esperado. Ahora ya hemos superado esta etapa y no nos cuesta nada explicar qué se tiene que hacer para llegar a este tipo de público. Los invitamos a todos a venir a nuestro festival para ver toda la diversidad de público que viene y les proponemos una experiencia cinematográfica con una limitación sensorial. Que experimenten la necesidad de hacer accesibles sus sesiones.