Fotografía de Txisti.
Hoy hablamos con Marga Almirall y Marta Nieto, del equipo de producción y contenidos de Drac Màgic, entidad de referencia que se dedica a la divulgación de la cultura audiovisual desde una perspectiva responsable, transformadora, inclusiva y feminista. La cooperativa nació a finales del régimen franquista con un carácter innovador. Este año celebra 50 años de historia con una serie de actividades interdisciplinarias, sesiones especiales y una exposición virtual para conocer su recorrido.
Desde sus inicios Drac Màgic no ha parado de obtener premios y reconocimientos por su tarea, entre la cual se encuentra el impulso de la Muestra Internacional de Films de Mujeres de Barcelona, asociada en la Catalunya Film Festivals. Como coordinadora sentimos la responsabilidad de revisarnos continuamente, de aprender y de seguir trabajando porque el sector de los festivales y las muestras de cine acontezca más equitativo, inclusivo y genere conciencia social. Adentrémonos, pues, en el universo Drac Màgic!
“Generamos comunidad, regeneramos imaginarios”. ¿Qué significado tienen estas palabras para Drac Màgic?
En Drac Màgic hace medio siglo que pensamos las imágenes para entender el mundo e imaginar futuros posibles. Generamos comunidad porque vivimos en un mundo visual. Y el impulso transformador que siempre nos ha movido a reivindicar la importancia social de aprender a leer las imágenes, a descodificarlas para saber a quienes sirven y para qué, nos apela a mirarlas colectivamente desde los ecofeminismos, la atención a las diversidades y la cultura de paz. Esta perspectiva, que enriquece el campo de visión, plantea la necesidad de regenerar los imaginarios para invocar aquello que todavía no se ha dicho o no se ha visto, o no se ha visto bastante. Regeneramos imaginarios en el sentido de que queremos que el audiovisual sea una herramienta especulativa para imaginar y proyectar una realidad que todavía no existe, un espacio desde donde cuestionar, intervenir y reconfigurar las narrativas para reinventar el mundo y atreverse a dibujar las utopías que queremos vivir.
En los últimos 50 años se han producido multitud de cambios en nuestro país. Haciendo vista atrás, ¿cómo ha evolucionado el hecho de contribuir a la transformación social a través de la cultura audiovisual? Por ejemplo, ¿han cambiado las temáticas que se tratan o la manera de acercarlas a la ciudadanía?
Han cambiado muchísimas cosas, empezando por el contexto social y político, la tecnología, la accesibilidad a las herramientas de captación y exhibición audiovisual o las metodologías educativas. También ha cambiado el equipo y la organización de Drac Màgic, que también ha ido evolucionando y ha ido tomando muchas formas diferentes a lo largo de 50 años. En relación con las temáticas, Drac Màgic ha procurado ser muy permeable a los debates sociales para abordarlos desde la cultura audiovisual. Algunos de estos debates han entrado para quedarse, como es el caso de la perspectiva feminista, que es uno de los ejes principales de pensamiento y acción de la entidad. En cuanto a las formas de acercarlas a la ciudadanía, también: hoy en día es muy diferente cómo nos relacionamos con las películas y el audiovisual porque lo llevamos en el bolsillo y vemos imágenes todo el rato. Cuando Drac Màgic se fundó, ir a una sala de cine era un acto mucho más masivo y cotidiano.
Drac Màgic es un grupo de interés. ¿Qué balance hacéis de la influencia que ha tenido Drac Màgic en la sociedad y en las instituciones?
Drac Màgic lo han conformado los equipos que en cada momento han formado parte de la cooperativa, así como el trabajo tentacular en colaboración y en red con profesionales de diferentes ámbitos: educativo, cultural, cinematográfico, cooperativismo, entidades, etc. El apoyo y la complicidad de algunas instituciones ha sido clave para poder salir adelante.
Lleváis a cabo diversidad de proyectos. ¿Por qué, en 1993, decidís organizar la Mostra Internacional de Films de Dones de Barcelona?
La Mostra Internacional de Films de Dones de Barcelona es fruto de las complicidades con los espacios y debates del movimiento feminista de la ciudad. También del aprendizaje de iniciativas referentes, a nivel internacional y estatal, precursoras en la difusión del cine hecho por mujeres. Durante los años ochenta del siglo XX, confluyen los deseos y las oportunidades de varios grupos de mujeres para llevar adelante festivales que celebran, de manera específica y especializada, el cine feminista y hecho por mujeres. En aquellos momentos fundacionales, Drac Màgic se inspiró en el trabajo hecho por las compañeras del Festival de Films de Femmes de Créteil (1979-actualidad), el Festival de Films et Vidéos des Femmes de Montréal (1985-1992), el Festival Internazionale Cinema e Donne en Florència (1988-actualidad) o el Internationales Frauenfilmfestival Dortmund / Köln (1984/1987-actualidad), entre otras asociaciones, distribuidoras feministas y redes internacionales.
En 1987, Anna Solà y Marta Selva, que serán las fundadoras de la Mostra Internacional de Films de Dones de Barcelona, hicieron un viaje a la Feria Internacional del Libro Feminista en Montréal, junto con algunas compañeras de La Sal Edicions. Con la complicidad y la financiación de la Filmoteca, aquel viaje tenía como objetivo que el equipo de Drac Màgic asistiera a las proyecciones del Festival de filmes et vidéo des femmes de Montréal para así trazar alianzas y empezar una iniciativa similar en Barcelona. La asistencia al encuentro de la red KIWI (Kino Women Internacional), impulsada por la cineasta soviética Lana Gogoberidze, fue uno de los momentos fundacionales de la Mostra.
Aquel viaje impulsó, en junio de 1990, la organización de la IV Feria Internacional del Libro Feminista en Barcelona. Como actividad paralela de la Feria, Drac Màgic organizó la “Semana del cine hecho por mujeres” en la Filmoteca. Esa semana será una semilla de la que surgirá la Mostra.
La primera edición de la Mostra Internacional de Films de Dones de Barcelona nace en 1993. Su programación asienta unas bases que todavía hoy en día orientan la tarea de la Mostra: el rescate de las pioneras del cine, la atención a cinematografías de latitudes, la atención a autoras destacadas y una vista panorámica de las realizaciones recientes en clave feminista.
La pandemia ha evidenciado, todavía más, la importancia de asociarse, de cooperar. ¿Qué supone para la Mostra Internacional de Films de Dones de Barcelona formar parte de la comunidad de Catalunya Film Festivals?
Catalunya Film Festivals es un espacio de asociación de festivales y muestras de cine que puede servir para compartir experiencias y recursos, reconocer retos conjuntos de futuro y ofrecer espacios de reflexión y formación para los y las profesionales de la divulgación cinematográfica. Articularse como grupo es esencial para potenciar la difusión de la cultura audiovisual, comunicar la riqueza de nuestra diversidad y reconocer el trabajo de otras entidades y organizaciones.
Vosotras fuisteis de las primeras en apostar por la educación en el cine. Las imágenes crean, y perpetúan, imaginarios colectivos. ¿Por qué es importante trabajar valores como la igualdad o la inclusión desde la infancia? ¿Y qué valor aporta vuestro proyecto?
Drac Màgic se dedica desde sus inicios al fomento de la educación en lenguajes audiovisuales. Vivimos en una sociedad preeminentemente visual, donde las imágenes están presentes en los diferentes trayectos vitales de las personas. Estas forman parte de las experiencias que alimentan los conocimientos, los pensamientos, las emociones y las referencias simbólicas que configuran las identidades. Por eso, apoyar la educación visual, cuestionar la recepción audiovisual automatizada y desarrollar la propia creatividad es imprescindible para garantizar una mirada activa y una actitud responsable en nuestra relación, individual y colectiva, con el mundo de las imágenes y la cultura audiovisual.
Trabajamos desde una perspectiva feminista que pone especial atención en la cultura de paz y en las diversidades culturales y afectivo-sexuales. La propuesta educativa de Drac Màgic pasa por ofrecer herramientas de formación en lenguajes audiovisuales para explorar el placer de mirar, para desarrollar la reflexión alrededor de los contenidos y los valores que transmiten las imágenes. También el placer de crear con las imágenes, de formular nuevos imaginarios, de desear referencias visuales diversas, inclusivas y más libres.
¿Y por qué pensáis que el cine, o el audiovisual, es una buena herramienta para fomentarlos?
La manera como se representa la realidad a través de la cultura visual configura, en gran parte, nuestra percepción del mundo. Los agentes socializadores, las imágenes, los relatos y los discursos que se transmiten a través de los medios de comunicación, influyen en la configuración de los imaginarios individuales y colectivos. Por tanto, transmiten una serie de valores asociados. Esta transmisión puede comportar una visión sesgada del mundo en la que se perpetúan roles y actitudes estereotipados asociados a la feminidad y a la masculinidad, una perpetuación de la violencia simbólica y machista, unas percepciones desiguales sobre las relaciones afectivas y sexuales, así como imaginarios racistas y coloniales, entre otros. De este modo, la educación y la formación en lenguajes audiovisuales, permite facilitar herramientas de descodificación de los mecanismos y configuración de las imágenes y sus mensajes, así como desarrollar una mirada activa y crítica con los discursos y valores que comportan.
Por otro lado, creemos que analizar, reconocer y criticar los estereotipos y las violencias simbólicas de las imágenes que nos rodean, es una tarea necesaria. No es el final del camino, por eso: queremos hacer que esta resistencia sea festiva y placentera. Por eso, en Drac Màgic no nos conformamos con el análisis y la crítica sino que queremos ir más allá: proponer, a través de nuestros proyectos de programación, distribución y formación audiovisual, modelos de representaciones alternativas que contribuyen a construir imaginarios diversos, respetuosos con las diversidades y libres de violencia.
Una de los datos más destacados de los Premios Gaudí 2021 ha sido que, por primera vez en trece años, ha habido más mujeres nominadas que hombres en las categorías nominativas. Además, se ha visto un aumento de mujeres nominadas en algunas categorías habitualmente masculinizadas, como el sonido o los efectos visuales. ¿El cambio ya está aquí? ¿Qué se ha hecho y qué se debe seguir haciendo para que el cambio sea sostenido en el tiempo?
Por un lado, es un motivo de celebración y también la evidencia de una evolución en el equilibrio de la representación de hombres y mujeres en el cine. Pero por otro lado, que sea ahora por primera vez, demuestra que en el ámbito educativo hay que mostrar los referentes de grandes mujeres en el cine y no solo enseñar autores. Si los premios y las nominaciones pretenden ser una representación del panorama audiovisual catalán, lo normal es que se representen como mínimo la mitad de cargos y películas con un papel relevante para las mujeres. Se tiene que seguir cuestionando, analizando e identificando cuáles son las narrativas de las creaciones audiovisuales, sus argumentos y sus formas de representación y producción. La perspectiva feminista tiene que estar incluida no solo de forma cuantitativa sino también de forma cualitativa.
A pesar de la evolución de la que hablábamos antes, seguimos viviendo en una sociedad marcada por la hegemonía cultural. ¿Cómo podemos alentar a otros festivales, muestras y agentes del sector a dar un paso más hacia la Responsabilidad Social Audiovisual?
El patriarcado organiza nuestra sociedad de los pies a la cabeza. Es un problema sistémico como lo son las dinámicas extractivistas, coloniales y ecocidas. No existe un único manual de resistencia o de respuesta contra las violencias que comporta, pero está claro que las feministas nos han enseñado a cuestionar las costumbres androcéntricas, heteropatriarcales y capitalistas, y sus propuestas aportan muchísimas alternativas de valor a la hora de vivir de una manera más respetuosa con el resto y con el mundo. Algunos aprendizajes que pueden aplicarse al sector cultural pasan por no imponer un único modelo de acontecimiento cultural; tomarse seriamente las necesidades de los públicos y construir conjuntamente las propuestas; desplegar una red de complicidades y colaboraciones con otras entidades, espacios, festivales y comunidades; generar dinámicas de valor que no pasen por la competición; velar por el equilibrio de los tiempos laborales y personales de los equipos; programar las actividades con una mirada atenta a los equilibrios identitarios y a los discursos transformadores; comunicar las acciones con lenguaje no androcéntrico y respetuoso con las diversidades, etc.